Trinche Carlovich, el último romántico

Tenía todo para convertirse en un gran jugador a nivel mundial. Si uno camina por Rosario, ciudad que vio nacer al mito, muchos coinciden en […]

Tenía todo para convertirse en un gran jugador a nivel mundial. Si uno camina por Rosario, ciudad que vio nacer al mito, muchos coinciden en que era mejor que Diego Armando Maradona, aquel 10 que convirtió el gol más bello de la historia de los mundiales al seleccionado inglés. Al no existir registros de su juego, surgen leyendas que hablan de caños de ida y vuelta que solía hacerles a su rival, otras sobre un jugador que le gustaba ir a pescar más que patear la pelota, y eso no le habría permitido llegar a formar parte de la selección nacional, a pesar de que en 1974 pudo enfrentarla en un partido amistoso antes del Mundial de dicho año, con un combinado de jugadores de Newell´s y Central que componían una especie de selección rosarina, siendo él el único representante del tercer club más importante de la ciudad, Central Córdoba. Se podría decir, que a partir de ese partido, que termino con victoria rosarina por 3-1, se dio a conocer al público futbolero, amante del buen juego de potrero, característica que al Trinche le sobraba. Ese día nació uno de los mitos más grandes de la historia del fútbol argentino.

Muchos lo consideran el Maradona que no pudo ser. Para Menotti, el gen rosarino que hoy Messi le muestra al mundo. (Foto: archivo El Gráfico)

Tomas Felipe Carlovich nació el 20 de Abril de 1949 en la ciudad de Rosario. Séptimo hijo de padre yugoslavo, que se dedicaba a la instalación de caños y tuberías para el sustento de una familia numerosa. Con una infancia muy dura en el barrio de Belgrano, desde el primer momento que pateó una pelota, más específicamente su primera Pulpo, se enamoro de ella y no dejo de mimarla, acariciarla, amarla cada día que pisaba un potrero cerca de su casa. Debido a la difícil infancia que tuvo y ante la falta de dinero, El Trinche siempre se la rebuscaba para divertirse, ya sea con una pelota de goma o de trapo, con zapatillas, botines o descalzo.

La época de los 60, cuando se inicio como futbolista, varios coinciden en denominarla como la más decadente del futbol argentino, a causa de la aparición de los famosos preparadores físicos y de sus intentos de priorizar el trabajo en la parte física, algo que a Carlovich no le interesaba. El consideraba que al jugador hay que darle la pelota para que la patee y nada mas.

Rosario Central, uno de los más populares clubes rosarinos junto con Newell´s Old Boys, fue su primer club en 1969, año en que debutó en un amistoso frente a Peñarol en Montevideo. El técnico del Canalla era Miguel Ignomiriello, quien llegó en 1967 para hacerse cargo de las inferiores y que terminó convirtiéndose en el técnico de la primera del club. La relación con el jugador no era la mejor, ya que la finalidad del técnico era lograr la profesionalización del futbol Canalla, algo que al Trinche no le interesaba. Esto lo llevó a dejar el club para pasar a Flandria, en donde jugó tan solo 4 meses, y más tarde terminar en el club que lo tiene como ídolo y con el cual se siente identificado como jugador: Central Córdoba.

Su amor al juego fue lo que lo convirtió en ídolo, logrando el titulo y el ascenso a Primera B con el equipo Charrúa. Convirtió 28 goles en tan solo 236 partidos durante 9 temporadas en el club de sus amores. Representó a la selección de Rosario conformada por un mix de jugadores de Central y de Newell´s, donde un 17 de abril de 1974 se enfrentaron a la selección argentina que iría al mundial de Alemania de dicho año. Los diarios lo titularon como la gran noche del Trinche. Sus gambetas, sus pases gol y su elegancia hicieron que el técnico de la selección nacional Vladislao Cap, pidiera en el entretiempo que lo sacaran del equipo, ya que el selectivo rosarino con él le estaban dando una lección de futbol.

Luego de su paso por el Charrua, Carlovich pasaría a Independiente de Rivadavia, club de Mendoza en 1976. Pero su estadía en la provincia de los viniedos fue muy acotada, a pesar de haber jugado un amistoso en 1979 frente al Inter de Milan dirigido por Helenio Herrera, donde recuerda haber sido una de sus mejores actuaciones con una victoria por 3-1 a favor de la Lepra mendocina. Amaba demasiado a su querido Rosario, y cuenta la leyenda que, cuando podía se escapaba para volver a la ciudad que lo vio crecer como ídolo y como jugador. Más tarde pasaría a Colon y a Deportivo Maipú de Mendoza. Después de ahí, volvió a Central Córdoba, su Real Madrid como una vez supo definir, y repetiría un nuevo título en 1982 logrando ascenderlo de la C a la Primera B como en 1973. Su carrera como futbolista tuvo su punto final en el 1986. Pero esto no paro el mito del Trinche. Varios ex jugadores siguen recordándolo y engrandecen la leyenda. Uno de sus más fanáticos seguidores fue el actual técnico del seleccionado colombiano y ex número 5 de Argentinos Juniors, Jose Pekerman. “Es el jugador más maravilloso que vi” ubicándolo como el 5 de su selección de ensueño. El ex jugador, campeón del Mundial de 1986, Jorge Valdano sostuvo en un documental para el Canal Plus de España: “Su leyenda es un lugar común en Rosario. Es símbolo de un fútbol romántico que prácticamente no existe”.

Algo curioso que se cuenta en Rosario es que, en la vuelta de Diego Maradona a Newell’s Old Boys, un periodista le expresó su orgullo por recibir en Rosario «al mejor jugador», a lo que el 10 le habría respondido: «Yo creía que era el mejor, pero desde que llegué a Rosario escuché maravillas de un tal Carlovich, así que ya no sé…».

Tomás Felipe Carlovich, mejor dicho, “El Trinche”, a sus 68 años y con una lesión de cadera que le impide acariciar a su amada (la pelota), aun sueña volver a entrar al campo de juego y jugar tan solo 10 minutos sobre el verde césped de la cancha de Central Córdoba con aquel público que vio nacer el mito al grito de “ESTA NOCHE JUEGA EL TRINCHE”.

 

Mansilla, Ignacio Nicolas – 2do A – Turno Mañana