Hinchada hay una sola

Se podría hablar de diferencia de sociedades, culturas, educación. Cada lector estaría horas intentando encontrar una explicación a los distintos comportamientos de cada persona a […]

Se podría hablar de diferencia de sociedades, culturas, educación. Cada lector estaría horas intentando encontrar una explicación a los distintos comportamientos de cada persona a la hora de presenciar un espectáculo deportivo.

Pero en un deporte muy especifico y amplio a la vez, lleno de categorías en los que solo hay 4 o 5 colores por los cuales rubricar el fanatismo, la realidad es muy distinta a la del fútbol.

Por más ilógico que parezca, algunos hinchas comparten la misma tribuna. Es más, ingresan y se retiran por una sola puerta. Como el caso de dos simpatizantes de veredas opuestas, cada uno con la bandera de la marca a la que aman.

Al igual que otros deportes, compiten a lo largo y ancho del territorio nacional cada  fin de semana, sin registrarse incidentes. Los encargados de la seguridad no tienen que realizar grandes reuniones para decidir por qué ruta viajará cada una de las parcialidades, dónde se reunirán los fanáticos con las custodias que los escoltarán en los variados circuitos en los que se llevará a cabo la fecha de ese domingo. A principio del campeonato se establece el calendario o el fixture, y cada fanático va por sus medios a los autódromos.

No es un deporte de un público elitista; reúne espectadores de distintas clases sociales que se acercan los viernes para ver la primera jornada de la fecha, concurren también el sábado y por último, el domingo, para ver la clasificación y la carrera principal.

Un dato preponderante es que varios espectadores ingresan con «armas blancas», que utilizan para preparar el asado a un costado de las gradas. Es necesario remarcar que el nivel de violencia que se registra cada vez que finaliza una fecha es nulo.

Las comparaciones son odiosas, pero a la hora de querer mejorar algo o cambiar el curso de la actualidad, son sumamente necesarias. El contraste entre las tribunas del automovilismo y el fútbol reflejan un presente muy distinto.

Cada día se torna mas complicado encontrar un disturbio en alguna carrera sabiendo que todos comparten las mismas tribunas, los mismos escalones. La entrada y salida es la misma, se retiran todos  juntos, a excepción de aquellos que se quedan festejando en el podio.

En cambio, el fútbol argentino sigue sumando víctimas. Con la muerte de Emanuel Balbo, de 22 años, en las tribunas del estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba, la lista asciende a 318 víctimas; seguramente, esa nómina va a seguir creciendo.

En el último fin de semana la barra brava de Boca recibió el derecho de admisión, prohibiéndose su ingreso a la cancha. Pero lo llamativo fue que el lugar que suelen ocupar los integrantes de la 12 estaba completamente vacío. Cuando se quiere ingresar a un estadio de fútbol, se debe acreditar su identidad presentado su DNI. En cambio, para entrar al autódromo solo es necesario exhibir la entrada o el ticket.

Damián Desbat