Nicolás Porto, más conocido como “Niocko” es un joven productor, que también quiere lanzarse como artista, fanatizado por la música desde hace tiempo que mantiene siempre la convicción de aprender y seguir adelante. Se encargó de producir “Spacelove”, canción de Kadmel, a la que le aportó toda su magia. Ahora, Niocko busca dar más pasos y mostrar su faceta como artista, con sus sonidos e impronta apuesta a construir su camino dentro de la escena.
Spacelove, una de sus producciones.
¿A qué edad empezaste en el mundo de la producción musical?
Muchas personas piensan que estoy hace bastante, pero en realidad estoy hace relativamente poco, hace un año. Porque yo de chiquito escucho música, pero no es que tenga oído; tengo mucho ritmo, eso hace que vaya por la calle, escuche las pisadas y escuche un ritmo. De chico ya tocaba el piano, así que ya tenía algo en mente. A los 12 años quise hacer música, pero no sabía nada. Empecé con un beat de YouTube, no sabía escribir. Ahora no soy artista, pero estoy a eso de salir. Me ocupé todo este tiempo en buscar mi yo artista, y lo pude encontrar. Estoy armando todo para poder salir. Además de productor, quiero ser artista. Hace un año y medio quería hacer mis beats, quería ser artista y no sabía cómo, qué hacer, y me di cuenta de que cuando uno intenta buscar, hacer su música, depende de beats personalizados, porque ir sacando con beats de YouTube no es lo más conveniente. Me di cuenta de que para ser artista tengo que ser productor musical, ya que no quería pagarle a nadie y también por mi experiencia con un productor, que no me supo entender lo que yo quería hacer. Porque mi estilo sentía que es bastante único, empecé con la producción hace un año y de ahí fui progresando de a poquito.
¿Tenés algún referente, ya sea productor o artista?
Referente hay uno, no por la música sino por la imagen, que es Trueno. Siento que su imagen es la más fuerte de Argentina y, de Latinoamérica, uno de los más fuertes. Su esencia, su estilo, cómo generó su personaje mediante el freestyle, el rap, todo lo que tuvo que hacer en su carrera. Tengo más que me gustan, pero Trueno como imagen es mi favorito. Y como productor me pasa lo mismo. Conozco uno que no es tan conocido, lo conozco más por las redes sociales: se llama Letter, productor musical chileno que se hizo conocido hace año y medio y me inspiró a ser productor musical. Yo veía sus producciones y veía que ser productor musical no era lo que yo pensaba. Pensaba que ser productor musical era un ambiente medio feo, quizás, y él me lo vendió como un chabón alegre, que no le tiene vergüenza a nada y transmite bien todo lo que hace. Eso generó en mí decir: «Fa, yo puedo transmitir lo mío, puedo ser yo». Él no es referente mío en tema música porque tengo entendido que hace reggaetón, afrobeat. En cambio, a mí me dicen «quiero este estilo de beat» y yo me monto y lo hago.
¿Te acordás cómo fue tu primera producción musical?
Me acuerdo siempre cómo fue, es un recuerdo bastante bonito. Primero que nada, uno tiene que entender que cuando intenta hacer algo nuevo e intenta progresar, siempre van a haber momentos lindos y feos, momentos duros y suaves. Uno tiene que estar mentalizado con que esas cosas las va a tener que pasar. Yo lo sabía muy bien. Sigo haciendo cosas nuevas, me animo de acá para allá y todavía sigue siendo difícil para mí en algunos momentos. Me acuerdo de mi primer beat terminado, porque empecé a conocer sobre FL Studio hace un año y medio, pero no hacía beats, sino que intentaba aprender cómo funcionaba todo. Aprendí gracias a After Party, un chabón muy piola que me ayudó cuando vi sus videos. Subía videos en cuarentena explicándolo, ayudando a los artistas a entender el FL Studio. Mi primera producción la hice en enero de este año, terminada. Cuando dije: «Vamos a hacer mi primera canción», empecé a escribir, a hacer el beat. Lo hice con mi ex cuando estábamos de vacaciones y dijimos: tenemos un mes y pico para hacer un beat, una letra y quizás grabarla. Era un adicional grabarla, lo importante era el beat y la letra. Empezamos el primer beat, yo estaba nervioso. Me acuerdo que hicimos uno en tres días y no me gustó, lo borré todo y empecé de vuelta. Pasaron muchas cosas, muchas frustraciones, me desesperé muchísimo. Pero gracias a Dios ella tenía una paciencia infernal e increíble, y se montó como artista.
Empezamos a crear nuestras partes, a cantar, y me di cuenta de que estaba sobrado. Había terminado el beat y la letra y quedaban diez días para irnos. Nos íbamos a ir a Chile y queríamos grabar el videoclip en el aeropuerto, en el avión y después en Chile. Cuando quedaban diez días, nos poníamos a cantar la letra y quedaba horrible. Dije: ‘Che, voy a producir la voz’. Intentaba producir la voz y me quedaba peor. Así que, por varios motivos —el más honesto, porque ya no estamos juntos— no se subió esa canción. Otro motivo fue que no me gustó mi parte y cuando quería cambiarla ya era tarde, no había tiempo para llegar a un acuerdo. Sacar un tema no es fácil, tiene un proceso en donde los dos artistas tienen que estar conformes. Yo lo hice por amor al arte, para inmortalizar el momento. Qué dos cosas más lindas que estar con la piba que te gusta y hacer lo que te gusta. Lamentablemente no se pudo terminar. Quedó ahí, quedó grabado el videoclip, la producción, todo, pero las voces quedaron ahí y no se pudo terminar.
Y con toda la práctica, ¿Cuánta facilidad tenés para armar los ritmos?
Te soy sincero, no tengo mucha facilidad. Puedo escuchar ritmos por acá, por allá, pero no tengo la facilidad de muchos artistas. Pasé mucho tiempo encontrándome. Primero mezclé sonidos, después voces y, hace poco, empecé a crear beats y crear mi propio sonido. Lo termino haciendo porque me enfoco e intento buscar cómo quiere sonar el artista. Me doy mi tiempo, no es que lo hago en un día. Siempre termino haciendo cosas más espaciales. Tengo house, trap, y me pidieron hace poquito una cumbia, a lo Rombai. Yo no soy una persona que escucha cumbia, pero me monté y salió increíble. Es así: sentarse, escuchar sonidos, imitarlos, probar por acá, por allá, y todo se va a dar. Obviamente hay momentos feos, pero es parte del proceso: seguir intentando y tener fe en uno mismo, hacerlo porque te gusta y no por otra cosa.
¿Qué otra complejidad puede tener un productor desde tu perspectiva?
Hay varias complejidades en un artista y productor, y a la que a un productor le cuesta mucho abrazar. A mí me pidieron el beat de cumbia y quizás yo no escuché esa música, pero me sentí cómodo.
Lo más difícil es el carisma, saber venderse, moverse. Hay artistas que quizás tienen mucho más talento que yo, pero no vendieron nada. Yo, con poco tiempo, pude vender con una imagen respetable, y siento que eso está bueno.
Hay que ver cómo se mueven. Yo empecé haciendo producciones gratis para amigos, todo por amor al arte. Quería aprender y que me sirviera como experiencia, porque si cobraba mis primeras producciones, ¿quién me las iba a comprar? Porque, ¿quién soy yo todavía? Nadie, no como persona sino como productor.
Lo más difícil es abrirse, hablar de acá para allá. Yo sé mucho más que música. Uno puede aportar mucho, tener mucho de qué hablar y de qué decir según qué. Todo lo que uno aprende en la vida puede terminar sirviendo para algo.
¿Cómo es la relación del productor con el artista?
Según qué artista y qué productor. Hay conexiones muy fuertes, medias medias, y muy malas. La ideal, la más normal, es el productor que no conoce al artista y no tiene contacto: es un beat y listo. Muchos ni siquiera se ven la cara. La conexión máxima que hay es que el productor anime al artista, que sepa cómo hablarle, que sepa servirle, que sepa cómo generar una conexión. Yo, cuando los artistas hablaban conmigo, me decían: ‘Quiero que la voz se me ahogue más, que se escuche más saturado’, y yo decía: ‘¿Qué me está diciendo?’. Pero uno le encuentra la vuelta, se comunica con el artista, prueba sonidos. Hay un punto donde el artista no se calla, y está bien que no lo haga mientras improvisa o canta, pero hay un momento donde el productor necesita concentrarse y no tiene que escuchar al artista. Es algo que no se tiene muy en cuenta. Hay que intentar que el artista no se ofenda, no está bien en sí, porque el productor siempre intenta hacer las cosas bien, hacer sentir cómodo al artista. Eso es lo importante: el respeto mutuo entre ambos.
En una escena de música muy colmada tanto en Argentina como en otros países, ¿Cuál es tu producción soñada?
No tengo artistas soñados, pero me gustaría ser más artista. No tengo fanatismo por nadie así, pero me encantaría hacer una canción, no producirla, con Cris MJ, Jairo Vera, Gino Mella. Ahí en Chile me gustan muchos artistas. También de acá: Trueno, Tiago, Milo J, Paulo Londra.
Mi producción soñada sería una que haga yo mismo, la cual sea un éxito rotundo. No sé si en tema visitas, sino que sea una producción que me identifique, más que nada. Que sea: «soy yo». Otro artista lo puede cantar y no me iguala, porque yo lo siento igual y nadie va a igualar este sentimiento con esta canción. Creo que sería mi producción soñada.
Te saco del lado de la producción musical y te llevó al evento que armaste, “Phantom al cuadrado”. ¿Cuánto tiempo costó llevar a cabo este proyecto?
Es un evento que estamos haciendo con cinco personas de mi grupo, estamos organizando un evento para Niceto. Lo que generamos es una locura, yo no me imaginaba ni en pedo que en tan poco tiempo dedicándome a la música podría hacer todo esto. Tengo amigos que están hace más tiempo y no lo pueden creer, y yo tampoco. Mientras uno crezca, se mueva y sepa cómo moverse, creo que se pueden dar las cosas. Obviamente la vida es injusta: podés hacer las cosas bien y que te salgan mal. Pero siempre hay que pensar de manera positiva; mientras hagas las cosas bien, todo puede salir bien. Si no sale bien, bueno, ya no depende de vos, quizás. Phantom empezó con un Niceto. Después se nos dio la posibilidad de hacer un Maquinal, que es un lugar más grande, con 700 personas, donde estábamos muy emocionados. Sabíamos que las ganancias iban a ser muy grandes, el público iba a ser mucho. Teníamos un manager que nos ayudaba con los artistas, cubrir gastos. Pero el artista que más convocaba, que era Dolly Flackko, por temas más legales no pudo montarse. Nosotros sabíamos que no podíamos llenarlo sin él. Teníamos que buscar un artista más pegado que él. Pudimos hablar con varios más, pero no pudimos llegar a un acuerdo, y tuvimos que cancelar el evento. Sabiendo que nos quedaba más de un mes y medio para organizar algo, pudimos contactar con Niceto y organizarlo. Hablamos con varios artistas. Lo que generamos es increíble, bastante contento. La cosa es animarse y probar.
Hace unos días fui presentador de un evento de freestyle al que me invitaron, y fue rarísimo. Pensar que estoy hace muy poco, no me puedo imaginar lo que puede pasar en un poco más de tiempo. El evento lo llevamos con un poco de tiempo de anticipación, no el esperado. Queríamos tener más tiempo, pero bueno, no resultó tanto como queríamos, aunque resultó una locura también.

Flyer del evento, que se dio a cabo el domingo 2 de noviembre.
https://www.instagram.com/phantomalcuadrado/
Y por último, ¿qué mensaje le darías a los chicos que quieren empezar en la producción musical?
No creo que haya un consejo, sino muchos, dependiendo de la situación, lo que uno está estudiando. Es perseverar, ser distintos, no copiarse de nadie, buscar maneras propias, tener los pilares bien puestos: el amor al arte, el poder vivir de eso, todo lo que puedan darle su tiempo. Sean ustedes, no importa qué hagan sino cómo lo hagan.
Redes de Niocko
https://www.instagram.com/niockoo/
https://www.tiktok.com/@niockoo
Tiziano Frasette
