Batalla campal en Aeroparque entre taxistas y choferes de aplicaciones

Violencia física y disputas por pasajeros y puntos de recogida marcaron un episodio explosivo en las afueras del aeropuerto.

Un episodio violento y cargado de tensión se desató la semana última frente al Aeroparque Jorge Newbery, en la ciudad de Buenos Aires. Taxistas tradicionales y choferes de aplicaciones móviles protagonizaron un enfrentamiento físico en plena zona de arribos nacionales, entre empujones, insultos y golpes que rápidamente se viralizaron en redes sociales.

El conflicto comenzó cuando varios conductores de apps se posicionaron en los puntos asignados como zonas de “pick up” frente a la terminal aérea, con la intención de captar pasajeros que acababan de llegar. Sin embargo, los taxistas consideraron esta acción una invasión a su espacio de trabajo y reaccionaron con violencia. Uno de los choferes agredidos relató: “Estábamos trabajando normalmente y empezaron a amedrentarnos, a decirnos que teníamos que irnos del lugar”.

Las imágenes que circularon muestran cómo el enfrentamiento escaló rápidamente: algunos choferes forcejearon hasta caer al suelo, se arrojaron golpes y hubo vehículos detenidos en plena avenida Costanera Rafael Obligado. En medio del caos, se escucharon bocinas y gritos de transeúntes que intentaban separar a los involucrados.

El conflicto entre taxis y plataformas digitales no es nuevo. Desde la llegada de las aplicaciones al país, los trabajadores del servicio tradicional reclaman que se trata de una competencia desleal e ilegal, mientras que los conductores de apps defienden su derecho a operar dentro de los espacios habilitados y con tarifas fijadas por las plataformas.

Los representantes del gremio de taxistas sostienen que el sistema de licencias, seguros y controles que ellos deben cumplir no se aplica de igual manera a las aplicaciones, lo que genera una desigualdad económica. Por su parte, los choferes de apps afirman que cumplen con las normativas vigentes y que su actividad ofrece una alternativa más moderna, transparente y segura para los usuarios.

Tras el enfrentamiento, intervino la Policía de Seguridad Aeroportuaria para dispersar a los grupos y restablecer el orden. También actuó la Unidad de Flagrancia Norte de la Ciudad de Buenos Aires, que inició una investigación formal y solicitó las imágenes de las cámaras de seguridad del área para identificar a los participantes. Hasta el momento, no se registraron detenidos, aunque sí denuncias cruzadas por agresiones.

La Federación Nacional de Conductores de Taxis exigió mayor control sobre las plataformas digitales y reclamó al Gobierno porteño medidas que garanticen una competencia equitativa. Desde el sector de las aplicaciones, en cambio, se pidió garantizar la seguridad de los conductores y el respeto de los espacios asignados para operar.

El episodio de Aeroparque expone nuevamente la tensión que atraviesa el sistema de transporte urbano: por un lado, el reclamo histórico de los taxistas que invirtieron en licencias reguladas; por otro, la expansión imparable de las plataformas tecnológicas que modificaron los hábitos de movilidad. Entre ambos, quedan los usuarios, que asisten a una disputa cada vez más visible y violenta en el espacio público.

Más allá del enfrentamiento puntual, el hecho deja al descubierto la falta de una regulación clara que contemple las nuevas formas de trabajo y convivencia en el transporte urbano. Mientras no exista una normativa que equilibre los intereses de ambos sectores, escenas como la de Aeroparque seguirán repitiéndose, evidenciando un conflicto que ya dejó de ser solo económico para transformarse en una batalla por el territorio y el futuro del trabajo en las calles.

Emmanuel Dario Mamani, 2°A TT