“Pasé dos días llorando en casa, pero no podía perderme el partido de esta noche”, expresó Lautaro Martínez, luego de la clasificación a la final de la UEFA Champions League, la segunda que jugará desde que es jugador del Inter. Y es que como capitán, goleador y referente, jugó lesionado y luchó como un gladiador, hasta que su pierna no pudo más.
El equipo se contagió de su entrega, y como un reflejo de su actitud, cuando parecía que todo estaba perdido, lo luchó hasta el último suspiro, y consiguió su recompensa: el 3 a 3 de Francesco Acerbi, un protagonista impensado, para así estirar el encuentro hasta el alargue, donde Davide Frattesi convirtió el 4 a 3 definitivo, en un festejo frenético que tuvo al argentino como abanderado.
Tres ediciones después, el equipo de Milán buscará la revancha de aquel encuentro frente al City, en Estambul, donde Lautaro no tuvo el mejor encuentro. Con la final en el horizonte, el Toro se recupera para transformar el oscuro recuerdo, y en Munich, ser “Torazo” en rodeo ajeno.
Ramiro Fornataro, 2ºB (Turno Noche)