Avellino, ¿coincidencia o pacto con la iglesia?
El Avellino, un club de fútbol que compite en las ligas italianas, se ha ganado una curiosa fama con el paso del tiempo: parece tener una conexión insólita con el Vaticano. Y es que cada vez que fallece un Papa, el equipo logra ascender de categoría. Esta extraña coincidencia se ha repetido en varias ocasiones a lo largo de su historia, al punto de que muchos lo apodan “el equipo que asciende cuando muere un Papa”.
El Unione Sportiva Avellino 1912 se hizo viral en las últimas semanas debido a una casualidad que lo persigue hace tiempo. En los años en los que renunció o falleció la mayor figura de la iglesia católica, el equipo subió de categoría. Esto mismo pasó en este 2025 tras la muerte del Papa Francisco.
Aaron Ramsey, ¿el asesino de famosos?
Otra gran casualidad en el mundo del fútbol, viene esta vez por el lado de un jugador, específicamente por Aaron Ramsey, jugador galés que actualmente milita en el Cardiff City.
La coincidencia empieza en 2009 lamentablemente para el admirado narrador de baloncesto y fútbol, Andrés Montes, quien fue hallado muerto por su pareja en su domicilio el 16 de octubre de 2009, a los 53 años. Dos días antes, y cuando esta «leyenda» aún no se había establecido, Ramsey había marcado su primer gol como internacional con Gales ante Liechtenstein.
Reconocidas personas como Osama Bin Laden, Steve Jobs, Whitney Houston, Paul Walker, Robin Williams, David Bowie, Mac Miller e incluso el ex presidente de Estados Unidos, George Bush, han sufrido esta “maldición”…
La maldición del Benfica
Béla Guttmann asumió como director técnico del Benfica en 1959 tras su paso por Porto. En su remodelación de plantel fichó a jóvenes de las colonias portuguesas de la época como Mozambique, de donde trajo al mítico Eusebio.
Guttmann empezó a tener buenos resultados, no solo a nivel nacional sino que también en el ámbito internacional. Por ejemplo, en el año 1960 le gana la Copa de Europa al Barcelona y al año siguiente repite el título ante el Real Madrid de Di Stefano y Ferenc Puskas.
Tras colocar al equipo ante los ojos de Europa, Béla exigió ante el presidente un aumento de sueldo, que fue negado. Discutió con la dirigencia, hasta que Antonio Carlos Cabral, presidente del Benfica en ese tiempo, decidió echarlo. «Estoy vacío. Sin mí, el Benfica no ganará un título europeo en 100 años», fueron las últimas palabras de Guttmann, que se marchó para nunca más volver. Esta frase significó una maldición que ya lleva varias definiciones continentales como pruebas. Es creer o reventar.

El efecto fue inmediato, tan sólo un año después de pronunciada su frase, en 1963, Benfica perdió la final ante Milan; y luego cayó en la misma instancia frente a Inter de Milán (1965) y ante el Manchester United (1968).
A esos fracasos iniciales le siguieron 15 años sin finales y Guttman murió en 1981. Parecía que el hechizo podría terminarse con su deceso, pero en Copa UEFA y Champions continuaron sus pesadillas: Anderlecht (1983), PSV Eindhoven (1988) y Milan (1990) lo derrotaron posteriormente.
El fantasma de Guttmann estuvo presente el año pasado, cuando Benfica perdió ante Chelsea. Había llegado un límite, había que hacer algo. Para romper el conjuro de Guttmann, el 28 de febrero de 2014, el club colocó frente a la puerta 18 del Estadio Da Luz una estatua de bronce del ex técnico.
La estatua no fue un gesto suficiente para romper el conjuro que los condena. En 2014 se enfrentó en la final de la Europa League al Sevilla, quienes tras un 0-0 vencieron por 4-2 en los penales al equipo portugués, se quedó con la Europa League y estiró la mala racha a 52 años. Todavía quedan 48 días de sufrimiento…
Dante Ferreyra – 2° B Turno Noche