El pasado fin de semana, en el Parque Olímpico de Buenos Aires, se celebró el Campeonato Nacional de Natación. Entre los participantes se encontraba Matías Bottoni, un joven de 17 años oriundo de Rosario y miembro del club Echesortu. Durante una práctica de partidas, Matías colisionó con otro nadador que se cruzó en su andarivel. El impacto le provocó la fractura de una vértebra cervical, dejándolo paralizado.
El entrenador de Bottoni, Luciano D’Andrea, relató que el accidente ocurrió cuando otro nadador se sumergió y, al intentar salir del agua, se metió por debajo del andarivel cero. Matías, al lanzarse desde el cubo de partida, no pudo evitar la colisión. «Es algo atípico por la gravedad del accidente», expresó D’Andrea, quien en sus 35 años como entrenador nunca había presenciado una situación similar.
Tras el accidente, el joven fue trasladado al Hospital Italiano, donde fue sometido a una operación de urgencia. Se le colocó una prótesis de reemplazo en la columna vertebral, una intervención que costó 60 millones de pesos. La familia recurrió a campañas en Internet para reunir los fondos necesarios.
Su madre, Valeria Grimaux, comunicó que los médicos informaron que no hay posibilidad de que su hijo vuelva a caminar. «Todo depende del cuerpo de cada uno, no sabemos cómo va a responder neurológicamente ante una lesión tan grave», expresó con esperanza. Además, manifestó su preocupación por el impacto psicológico que esta noticia tendrá en su hijo, quien permanece en terapia intensiva.
El padre de Matías, Gustavo Bottoni, compartió el desgarrador momento en que su hijo le dijo: «Me cagué la vida». Gustavo describió las horas de angustia que vive la familia y la necesidad de apoyo para asistir a su hijo en este difícil proceso.
La comunidad deportiva se ha volcado en apoyo a Matías y su familia. Numerosos deportistas de alto rendimiento han expresado su solidaridad y han ofrecido su ayuda. El caso ha generado un debate sobre la seguridad en las competencias deportivas y la necesidad de protocolos más estrictos para prevenir accidentes.
Mientras tanto, la familia de Matías enfrenta un largo camino de rehabilitación y adaptación a una nueva realidad. Con el apoyo de profesionales y la comunidad, esperan brindarle a Matías las herramientas necesarias para enfrentar este desafío con fortaleza y esperanza.
El accidente no solo conmocionó a su familia y a la comunidad de la natación, si bien el hecho ocurrió durante una práctica previa a la competición oficial, el entorno en el que se desarrolló el accidente está siendo evaluado por autoridades y entrenadores. «Esto debe servir como un antes y un después», reflexionó un entrenador presente en el evento. «Los protocolos deben ser revisados y reforzados para que nunca más vuelva a pasar algo así», agregó.
La Federación de Natación y autoridades deportivas aún no emitieron un comunicado oficial explicando las condiciones del evento ni las medidas preventivas que se aplicaron en el momento. Se espera que en los próximos días se abra una investigación para esclarecer las circunstancias exactas del accidente y definir posibles responsabilidades.
En paralelo, amigos, compañeros y personas ajenas al entorno del nadador afectado se volcaron en una masiva muestra de apoyo. Las redes sociales se inundaron de mensajes, oraciones y donaciones, lo que permitió cubrir parte de los gastos médicos. «Estamos sorprendidos por tanto amor, no nos sentimos solos», dijo Valeria, su madre, entre lágrimas.
Gustavo Bottoni, el padre, enfatizó también la necesidad de asistencia psicológica para Matías y toda la familia. «Nos dijeron que es probable que Matías pueda recuperar cierta movilidad en los brazos, pero no en las piernas. Más allá de eso, tenemos que prepararnos para ayudarlo emocionalmente, porque él estaba lleno de sueños, y esto fue un golpe muy duro», aseguró.
Lourdes Pérez Repetto, 2° A, turno tarde