Durante los cuatro días de Semana Santa 2025, el turismo dejó cifras que se pueden mirar de dos formas. Por un lado, el impacto económico fue fuerte: $733.128 millones gastados en todo el país, un 23,7 % más que en 2023 -esperable, teniendo en cuenta la inflación acumulada en dos años y la depreciación del peso-. Pero por el otro, viajaron menos personas: 2,7 millones, un 16 % menos que el año pasado. Así lo informó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que además señaló que la estadía promedio fue de 3,1 noches y el gasto diario por turista fue de $87.590.
O sea: el que viajó gastó bastante, pero fueron menos.
Hay muchas razones para esa caída. Desde el sector turístico hablan de la falta de programas como el PreViaje, además de la inflación, el calendario tardío del feriado y hasta la competencia de destinos del exterior. “Necesitamos más promoción de destinos emergentes y un calendario de feriados que maximice el movimiento interno”, dijo Marta González, presidenta de la Cámara de Turismo de Córdoba.
Las diferencias entre regiones también están evidenciadas: en Tierra del Fuego -donde los precios son más altos-, por ejemplo, se gastó un promedio de $320.000 por persona, mientras que en Tucumán ese número bajó a $72.000 y en Mendoza, a $75.000. Claramente, el perfil del turista varió según el destino.
La Costa Atlántica fue uno de los destinos que más sintieron la merma de viajeros. En Mar del Plata, la ocupación de hoteles apenas tuvo el 40 %, lo que mostro consternación en el sector. “Este fue uno de los peores feriados largos. En marzo no llegamos ni al 30 % y apenas repuntamos en Pascuas”, aseguró Pablo Santín, titular de UTHGRA Mar del Plata, en diálogo con Minutouno.
En cambio, Bariloche y Villa Carlos Paz estuvieron al borde del lleno total, con el 98 % y casi 100 % de ocupación, respectivamente. Entre Ríos también mostró buenos números, gracias a su propuesta de termas y naturaleza.
El transporte acompañó: Aerolíneas Argentinas movió a más de 210.000 personas, con vuelos al 80 % de su capacidad, y los ómnibus de larga distancia circularon llenos, especialmente el miércoles 16, justo antes del inicio del fin de semana largo.
Desde CAME dicen que, a pesar de la baja en turistas, el gasto por persona subió. Esto puede explicarse por el tipo de viajero que decidió moverse en este contexto: alguien con mayor capacidad económica, que elige escapadas cortas. Aunque también es lógico que se gaste más que el año pasado, con una inflación interanual del 55,9%.
Ahora, con el invierno acercándose el sector turístico empieza a mirar hacia adelante. La expectativa está puesta en que las vacaciones de julio levanten la economía del rubro. Pero también hay un llamado de atención: sin políticas ni apoyo el turismo interno puede seguir perdiendo fuerza.
Alejandro Dávila – 2°B Turno Mañana