Una gran atajada al COVID-19

La fábrica de artículos deportivos Reusch cambió su producción de guantes de arquero a barbijos, camisolines y otros insumos, para sobrevivir a la crisis y […]

La fábrica de artículos deportivos Reusch cambió su producción de guantes de arquero a barbijos, camisolines y otros insumos, para sobrevivir a la crisis y generar empleo.

 

Jorge Monastirsky y su hija
Jorge Monastirsky y su hija

Jorge Monastirsky es quien en 1986 viajó a Alemania y logró traer la licencia de la compañía para poder comercializarla en el país. Se creó su propio negocio y desde ese entonces vendían guantes de arquero, uniformes para equipos de fútbol y ropa deportiva. Por mes llegaron a vender alrededor de 7000 pares de guantes, además de las exportaciones a China y Pakistán, mercados que demandaban una gran cantidad de productos de las líneas deportivas.

Pero la pandemia mermó su producción y la llevó al borde de la quiebra y del cierre definitivo de la fábrica. Con la crisis se reinventaron y decidieron diversificar su producción. Los insumos de prevención al virus fueron la solución para solventar la empresa y así evitar los despidos. 

El proyecto Reusch se mantiene estable a la espera de que el fútbol en el mundo vuelva a la normalidad para alcanzar los rendimientos previos al COVID-19. La situación adversa en un principio los direccionó a nuevos mercados y la empresa crece con el pasar de los días.