Concurso #NuevasTintas: ganador de mayo, Diego Salgado por su trabajo «Ajax vs. Tottenham»

¡¡¡Felicitaciones Diego!!! Esperamos los trabajos de todos durante los próximos meses. TRABAJO GANADOR SEMIFINAL DE VUELTA, CHAMPIONS LEAGUE – AJAX VS. TOTTENHAM La derrota de […]

¡¡¡Felicitaciones Diego!!! Esperamos los trabajos de todos durante los próximos meses.

TRABAJO GANADOR

SEMIFINAL DE VUELTA, CHAMPIONS LEAGUE – AJAX VS. TOTTENHAM

La derrota de la ida y el efecto jovial del vendaval llamado Ajax transformó la semifinal de la Champions League en una aparente quimera para el Tottenham de Mauricio Pochettino. Sin el goleador Harry Kane a disposición, el entrenador argentino oriundo de Murphy debió repasar cada línea del manual para sacar a relucir su capacidad de sobreponerse a la adversidad.

La vuelta de Heung Min Son al once titular asomaba como un soplo de aire fresco y con el antecedente Manchester City en la memoria, la moral del conjunto londinense fue en aumento. Como un mazazo que te devuelve a una cruel realidad, Matthias De Ligt cabeceó un gran centro de Dusan Tadic y ante la atónita mirada de Hugo Lloris vio pasar el primer vagón de la eliminatoria. Si una virtud tuvo el Ajax a lo largo de su ascenso estelar a las primeras planas del fútbol, fue la capacidad para dominar y adaptarse a las distintas fases del juego. La famosa “manta corta” no aplicó nunca para este conjunto holandés cuya lucha por defender el estilo impregnado desde los años 70 lo potencia a la hora de la verdad.

Hakim Ziyech convirtió el segundo gol que avizoraba ser el golpe de gracia a una eliminatoria pareja donde el estilo holandés prevaleció sobre la pasión e intensidad del conjunto de Pochettino. Los tres goles de diferencia, a este nivel y en este tipo de instancias, son decisivas. No se puede intentar una remontada semejante.

Los goles tempraneros de Lucas Moura, extremo brasileño expulsado del PSG ante el arribo de los petrodólares y del efecto “compre por comprar”, para igualar el partido fueron la inyección anímica que requería la misión que se encomendó el Tottenham en el entretiempo: hacer historia. Para lograr esto, el fluido circuito de juego holandés se vio trunco ante el ingreso del gigante Fernando Llorente, ya que su presencia mantuvo ocupados a los centrales y al entusiasta futuro dueño del estilo impuesto por Xavi e Iniesta, Frenkie de Jong. La mente del Ajax ya está ocupada en frenar el ímpetu de Tottenham y no en, simplemente, jugar. Su esencia estaba comprometida.

La salida de ambos laterales del conjunto inglés y sus reemplazos ofensivos, uno de ellos el argentino Erik Lamela, y la acción contraria del entrenador Erik Ten Haag con el ingreso de Lisandro Magallán para defender, fueron la radiografía de un segundo tiempo absolutamente favorable al Tottenham. El premio final, cuando las velas tenían apenas un hilo de luz, y tras sendos duelos aéreos favorables para Dele Ali sobre De Ligt y el mencionado Llorente sobre Magallán, Lucas Moura encontró otro zurdazo milagroso que decretó el éxtasis en el Amsterdam Arena. El derrumbe de los jóvenes ante la enjundia inglesa con la justa inyección de pasión de un enardecido Mauricio Pochettino fue la imagen final.

Tottenham jugará su primera final de la Champions League en toda su irregular história. Pasaron Gareth Bale en sus tiempos de lateral izquierdo y su conversión a delantero fulgurante, Luka Modric y sus destellos de magia y varios entrenadores hasta dar en la tecla con el hombre correcto. Es que Pochettino fue el eslabón necesario para crecer y, ¿Lograr el objetivo? ¿Era el objetivo llegar a la final de la Champions League? ¿Un equipo sin fichajes desde hace dos años, en un mundo globalizado e inmerso en el capitalismo feroz, puede pasar por encima de equipos de jerarquía superior? Si, en el fútbol todo es posible. Por eso, Tottenham irá por su máximo desafío: grabar su escudo en el anuario de la historia de la Champions League para siempre.