Dos partidos para la historia

Finalmente se dio la final esperada por Copa Libertadores. Este sábado desde las 17, en La Bombonera, Boca y River abrirán la serie. Ambos medirán […]

Finalmente se dio la final esperada por Copa Libertadores. Este sábado desde las 17, en La Bombonera, Boca y River abrirán la serie.

Ambos medirán fuerzas en un cruce de alto impacto que repercutirá a nivel mundial y otorgará la gloria a quien salga victorioso.

El clásico se da por tercera vez de manera oficial en el año y los entrenadores planean sus estrategias basándose posiblemente en los duelos que tuvieron durante este 2018 (Supercopa y Superliga) donde el equipo de Gallardo logró imponerse.

Si bien cada encuentro es único e irrepetible, más aun teniendo en cuenta el contexto de los dos que se vienen, River traza sus planteos más en base a la condición de local o visitante que al rival que le toque enfrentar. Tanto Racing como Independiente sufrieron la intensidad del millo en Avellaneda. En ambos partidos River cedió la posesión del balón pero aumentó la presión alta en campo contrario para cortar circuitos de juego y provocar pérdidas y recuperaciones cerca de la zona de gol, lo cual genera la posibilidad de ataques rápidos en dos o tres toques. El encuentro en Brasil fue distinto dado que River debía salir a buscar el resultado por haber caído en su cancha y Gremio jugó a no jugar. Desde el merecimiento el equipo argentino fue justamente ganador y debería haberlo podido plasmar antes en el resultado pero casi como en un guion de película, terminó remontando la serie en el final tras el correcto uso del VAR.

Por su parte, el equipo de Guillermo suele plantear sus partidos con una idea central similar, que se basa en hacerse ancho para ser profundo por las bandas, intentando construir juego desde el dominio de la pelota para terminar con desbordes de Pavón o Villa, involucrando mucha gente en ataque. La estabilidad que brindan Izquierdoz y Barrios es fundamental a la hora de realizar relevos, presionar hacia delante o cubrir espacios en este juego ofensivo que intentan proponer constantemente.

Si bien no logró avasallar al Palmeiras en semifinales, en los 180 minutos fue un justo vencedor que decretó su pase a la final marcando presencia tanto en Argentina como en Brasil, sin dejarse amedrentar por el juego físico de su rival e imponiéndose desde la fortaleza de sus centrales, la velocidad de Villa y la calidad de Benedetto.

En el último enfrentamiento- por la Superliga- Gallardo sorprendió a los mellizos con un par de detalles tácticos que inclinaron la balanza a su favor. Enzo Pérez como volante “box to box” (de área a área) al lado de Ponzio; Pratto devenido a mediocampista por derecha para frenar a Emanuel Más o aprovechar su espalda; Pity nuevamente como extremo izquierdo; Palacios bien adelantado para obstruir a Wilmar en su zona de confort y Borré como único delantero fueron las piezas movidas para descolocar y generar ventajas. Nuevamente una presión bien alta, en este caso de Montiel, derivó en un robo cerca del área y así Martínez pudo abrir el marcador. River fue mucho más aplomado y a pesar de no dominar el juego, dominó con efectividad y solidez en las dos áreas. Al igual que en la supercopa de Mendoza, Nacho Scocco selló el triunfo decretando el 2-0.

Este sábado en el partido de ida, la lesión de Ponzio puede ser un factor importante. Su ausencia debilitará la capacidad de quite del mediocampo y los movimientos deberán ser mucho más coordinados para no exponerse a dejar espacios que suele cubrir el capitán. Hoy por hoy, solamente el DT debe

tener en claro quien lo reemplazará. Posiblemente la clave para los de Núñez pase por invitar a Boca a salir jugando para, recién ahí, presionar en bloque e intentar robar bien cerca de Rossi; tapar nuevamente al mediocentro colombiano para que no participe en la gestación; obstruir a los volantes receptores obligando a las salidas en largo y aislar a los tres delanteros de modo que reciban inc{omodos y en inferioridad numérica. Mientras que el xeneize puede llegar a lastimar cada vez que logre saltear la primera línea del rival, encontrando a Pablo Pérez con espacios e intentando poner mano a mano a los extremos contra los laterales. Posiblemente Barros Schelotto haya tomado nota de las fallas que tiene River para defender los centros al área chica y sea esta un arma de peligro a su favor.

La actualidad parece ser más prometedora para Boca, que viene en alza no solo colectiva sino también individual, recuperando el nivel de jugadores importantes como Benedetto y Abila. Mientras que River aún no define su 11 inicial y deberá levantar su nivel si no quiere depender solo de la mística que “el muñeco” le impregnó.

Más allá de cualquier análisis que se pueda realizar de antemano, la calidad técnica de los jugadores y la capacidad táctica de los entrenadores prometen brindarnos dos encuentros que quedarán, para bien o para mal, en la memoria de todos los amantes del fútbol.

Emiliano Franco

3ero A