Síndrome de Tourette: sin cura, pero con varios métodos para controlarlo

El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que se caracteriza por tics físicos o motores que se generan de manera involuntaria de manera rápida […]

El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que se caracteriza por tics físicos o motores que se generan de manera involuntaria de manera rápida y repetitiva, provocando movimientos en la cara, los brazos, las piernas, básicamente del todo el cuerpo, que se heredan en la infancia aproximadamente a los 5 o 6 años de edad. Si bien se sabe que no hay una cura, quedó reflejado que el problema surge por anormalidades en el cerebro, en las interconexiones de la corteza cerebral, los ganglios basales y los lóbulos frontales.

Llegando a la adolescencia, se ven los tics primarios de manera más frecuente, como los parpadeos continuos y muecas, seguido del caso más conocido de este síndrome que es insultar, gritar y hasta hacer gestos obscenos sin tener la intención de hacerlo. En la mayoría de los casos, no estaría interviniendo en la vida cotidiana de manera frecuente, pero en los casos que son seguidos, buscan trabajar al máximo para controlar los movimientos. Con respecto a la estabilidad de quienes lo sufren, la gran parte de las personas que padecen este síndrome no utilizan remedios, solo los que ven una intervención en su vida cotidiana comienzan a consumir (de manera reducida y luego aumentando las dosis) fármacos neurolépticos como haloperidol y pimocida. Como todo fármaco, pueden tener efectos secundarios que se basan en tener nuevamente movimientos involuntarios. Un inesperado alivio que tienen quienes sufren estos tics son los cigarrillos de marihuana o cannabis. Los mismos relajan los músculos que se mueven de manera involuntaria y luego vuelven a comportarse de manera normal.

Estos tics pueden surgir de manera hereditaria, aunque son pocos los casos que se registran. Se debe tener en cuenta que, si la descendencia de quienes lo padecen llevan los genes del varón, los síntomas con los que deberán lidiar son cuatro veces más altos que los de las mujeres.

Como todo lo anormal para la sociedad de hoy en día, surgen las discriminaciones, bullying de manera frecuente y ya que se empieza desde las primeras edades que se tiene conocimiento de lo que uno esta haciendo en la vida (infancia), los pequeños de edad serán los primeros en sufrir este tipo de burlas, insultos, incluso imitaciones, generando una gran depresión ya que tiene el conocimiento que no podrá integrarse fácilmente con un cierto grupo de pequeños. Este síndrome puede tener un aspecto positivo con respecto al aprendizaje ya que quien lo padece en general presentará una mayor creatividad, pero el lado malo es la fácil distracción. Luego, en la adolescencia, deberá enfrentar la dura etapa de conocer nuevos compañeros y amigos dentro y fuera del ámbito estudiantil, sumado a que en ese período comienzan las relaciones de los primeros noviazgos y es ahí donde estos individuos (como todos en esa edad) tratan de sorprender a la adolescente que les atrae, pero al tener estos problemas pasan su tiempo lamentándose por no conseguir esa meta. Quienes tendrán la obligación de acompañar estos temas son los profesores, ya que tendrán que estar al margen sobre los posibles tics que vayan presentando a medida que transcurra la clase, lo cual ayudará a que sus compañeros le brinden la misma confianza que el profesor y sobre todo la tolerancia, que brindara a que bajen los tics en cuanto a intensidad y frecuencia.

Este caso se hizo más popular en Argentina tras un éxito que hubo en 2017 en la TV con la novela “Las Estrellas”, que podía verse en Canal 13. Violeta Urtizberea interpretó el personaje de “Florencia Estrella”, quién sufría Tourette. Hubo varias críticas al respecto, y una de ellas fueron las de Andrea Bonzini, quien es presidenta y fundadora de la ONG “Asociación Argentina para el Síndrome de Tourette”, quien en un comunicado manifestó: “Dentro de lo poco que vimos en el primer capítulo, además de algunos tics motores, se hace hincapié en los insultos y grosería. Eso se denomina coprolalia y lo presenta menos del 15 por ciento de la población con Tourette”, y agregó: “Sabemos que los programas buscan rating y al ser una comedia era más que obvio que demostrarían lo que pudiera divertir al público. Lo importante es que se informe y difunda correctamente ya que, como dije antes, es un canal que llega a mucho público y es algo que lo padecen muchos niños, y lo que no se transmita bien les hace un mal a ellos y a sus familias”.

Luego de este duro comunicado, surgieron varias dudas sobre si la actriz daría una explicación sobre el tema. Violeta habló y detalló que lo dialogó con un especialista antes de hacer el papel que aceptó. Además, declaró sobre lo que Andrea Bonzini había criticado en ese comunicado: “Yo no me estoy burlando del personaje, en ese sentido estoy absolutamente tranquila. No me gusta formar parte de una polémica y que alguien esté enojado conmigo. A alguno le parecerá que soy una pésima actriz y a otro le parecerá maravilloso. Yo no quiero ofender a nadie”, expresó para Infobae.

Matías Sánchez