Caer en la pública, levantarse en la privada

En los últimos años, en las grandes ciudades, llegado el momento inevitable, un sector importante de la población se dedica a buscar información. Pensar y […]

En los últimos años, en las grandes ciudades, llegado el momento inevitable, un sector importante de la población se dedica a buscar información. Pensar y decidir en qué escuela inscribirá a sus hijos.

Evaluar la calidad y el perfil de la institución. El carácter gratuito. El monto de la cuota. Las horas de estudio o la enseñanza de un idioma, son algunos de los principales intereses a juzgar. Pero, el factor determinante en la decisión es: el PRESUPUESTO, tanto para el padre, como para el establecimiento al cual su hijo asistirá.

En la Argentina, persiste la sensación de que las escuelas privadas son mejores que las públicas. Es posible que ese análisis sea producto de circunstancias y perspectivas diferentes. Una cuestión definitiva para los trabajadores que no pueden faltar a su trabajo (la inmensa mayoría de los padres y madres de niños en edad escolar) es la previsibilidad. Cualquiera sabe que hay más huelgas en las escuelas públicas que en las privadas. Menos sabido es que si esas huelgas tienen éxito, aumentan los salarios de los docentes de ambas escuelas, ya que el pago está a cargo del Estado según los acuerdos paritarios. Pero estos sucesos inoportunos no dependen pura y exclusivamente de las huelgas. Basta la simple ausencia del docente y la falla en un sistema educativo que no prevé a un suplente para iniciar con un sinfín de comentarios negativos hacia la misma.

Una producción especial de: Nayla Alvarez, Manuel Cabrera, Matías Díaz, Valentina Gallego, Daniel Hernández, Roberto Linares, Ernesto Lorenz y Pablo Smink.