No-One but You (Only the Good Die Young)

El mundo de la música no fue la misma desde su aparición. Con su talento, carisma e imponente voz hizo que los diferentes géneros musicales […]

El mundo de la música no fue la misma desde su aparición. Con su talento, carisma e imponente voz hizo que los diferentes géneros musicales se fusionaran para crear piezas inigualables. Este 24 de noviembre serán 25 años desde la muerte de Freddie Mercury.

Su verdadero nombre era Farrokh Bulsara, y su lugar de nacimiento fue Zanzíbar. Allí vivió y estudió los primeros años de su vida, hasta que con sólo ocho años tuvo que mudarse a la India junto con sus abuelos. Continuó sus estudios en un internado británico, donde ya comenzaba a dar muestras de una gran capacidad musical, lo que le valió crear, junto con sus compañeros, grupos que tocaban en los festivales escolares. Diez años más tarde, en el marco de la revolución de Zanzíbar, debe abandonar su tierra natal y junto con su familia, desembocan en Inglaterra. Una vez instalado, comenzó a estudiar diseño gráfico demostrando también en este rubro su talento, pues dos años más tarde alcanzaría las notas más altas en un examen, lo que le daría la posibilidad de entrar en la Escuela de Arte Ealin de Londres. Fue en esta universidad donde conoce al guitarrista Brian May y al baterista Roger Taylor, quienes ya estaban integrando la banda Smile junto a un compañero de Freddie, Tim Staffell. Luego de varios ingresos y separaciones de otras agrupaciones, Freddie es por fin aceptado en Smile, dado que Staffell renuncia, dejando a May y Taylor sin la cabeza del grupo. Tiempo después, y haciendo caso omiso a la tendencia homofóbica de la época, Freddie propone cambiar el nombre del grupo por el que sería recordado siempre; nacía Queen. Sin embargo, no sería hasta 1971 en que la banda se completaría con el refuerzo del bajista John Deacon. Finalmente, fue luego del lanzamiento de su primer álbum, Queen, que Freddie decide cambiarse el apellido a Mercury con el alegado de que el nombre de esa manera tenía más “personalidad”. La idea provenía de la canción My Fairy King, donde en el estribillo “Mother Mercury, look what they’ve done to me” (Madre Mercurio, mira lo que me han hecho), le cantaba a su propia madre.

Las influencias musicales de Freddie eran variadas, pero lo verdaderamente llamativo es que haya podido fusionar variantes tales como la ópera, el rock progresivo, el hard rock, glam rock y blues. El haber llegado a Inglaterra le posibilitó estar en contacto con las grandes bandas de esos tiempos, Pink Floyd, The Who, Led Zeppeling, The Beatles, Liza Minnelli y David Bowie entre otros, que desempeñaron un papel fundamental en lo que luego serían las grandes composiciones de Queen. Otra de las características más importantes de Freddie, principal compositor del grupo, fue la de amoldarse a las necesidades y gustos musicales de la sociedad. En el gran repertorio de sencillos y álbumes de la banda, se pueden encontrar canciones como Bohemian Rapsody (una de las mejores canciones de la historia según varias autoridades críticas de la música), Crazy Little Thing Called Love, Don’t Stop Me Now, The Miracle, Innuendo y muchas otras que responden a esta amalgama de géneros utilizados y la metamorfosis que el grupo tuvo en su forma de entender la música. Así lo explicaba Mercury: «Odio hacer lo mismo todo el tiempo. Me gusta ver lo que está sucediendo en este momento en la música, el cine y el teatro e incorporarlo» (…) «No me gusta escribir canciones con mensajes. No soy como John Lennon o Stevie Wonder. Me gusta componer canciones sobre mis sentimientos, y para mí los principales son el amor y la emoción».

Además de su faceta como compositor, Freddie poseía una extraña y poderosa voz que, no obstante, fue casi «entrenada» por él. En un estudio realizado por científicos suecos, austriacos y checos, se dio a conocer cómo es que variaba tanto sus tonos entre canción y canción. Su registro era el de barítono, pero con la utilización de diversas técnicas de producción vocal, que incluyeron el uso de las cuerdas ventriculares de la garganta, Freddie era capaz de alcanzar el rango de tenor. Christian Herbst, uno de los líderes de la investigación, detalló: «El uso de esos subarmónicos ayudan a dar la impresión de que se está escuchando un sistema de producción de sonido llevado al límite. Y suena con una delicadeza impactante. Ese efecto, sumado a un vibrato rápido e irregular, posiblemente ayudó a Mercury a ser la leyenda que fue». No es de extrañar, entonces, que personalidades como David Bowie dijera sobre el tema: «Freddie llevó la música mucho allá que el resto de los cantantes. Supo llegar al límite y sentirse cómodo en él»; o Eric Clapton aventurara: «La voz de Freddie tenía una textura inigualable. Tenía la capacidad de agarrar una frase, escurrirla y hacer lo que quería con ella. Estaba completamente por encima del resto de los cantantes».

Por su parte, en las actuaciones en vivo, se destaca lo que eran verdaderas puestas en escena del cantante, con la integración casi permanente del público con el show, recorridas enteras del escenario y movimientos que iban de lo divertido, pasando por lo obsceno, para terminar en lo emocionante.

Una personalidad y un talento como el de Freddie solo podían presagiar el advenimiento de una estrella de la música toda, que sería recordada por las generaciones venideras. Pero ese destino se vería violentamente acelerado por su repentina muerte. La luz se apagaría un 24 de noviembre de 1991, cuando una bronconeumonía agravada por el VIH/sida, decidió que Freddie Mercury se convirtiera en leyenda. Ya por el año 1974 en una entrevista, el cantante se había declarado gay, luego de haber mantenido una relación de siete años con su novia Mary Austin. Fue entonces que Freddie, por la década del 80’, se muda a New York para poder disfrutar de la nueva vida que había decidido afrontar, pero en el anonimato de los bares y boliches gays de la capital estadounidense. Es así como conoce a Jim Hutton, quien sería la pareja que lo acompañara hasta los últimos momentos de su vida.

Los últimos años de la banda, luego de que Freddie lanzara el disco a dúo Barcelona con la cantante soprano, Montserrat Caballé, fueron transcurridos en un ambiente de felicidad y hermandad, animado seguramente por el conocimiento que los demás integrantes tenían de la enfermedad del cantante. De esta manera, Queen lanza los últimos discos con Freddie con vida, The Miracle e Innuendo, y graban innumerables temas que luego serían utilizados para los discos póstumos.

El día 24 de noviembre de 1991, luego de haber redactado un informe donde Freddie aceptaba padecer VIH, y pedía el apoyo de todos sus fans para poder enfrentar la enfermedad, una nueva estrella comenzó a resplandecer en el pentagrama de la música. Mercury falleció en su casa de Garden Lodge, en Kensington con tan sólo 45 años. Cinco años más tarde, se erigiría en Montreux, Suiza, lugar de residencia del cantante los últimos años de su vida, una estatua en su conmemoración, que emula la típica posición que Freddie acuñaba luego de cada canción en vivo.

Cinco meses más tarde del deceso, los tres integrantes restantes del grupo deciden homenajear a su recientemente desaparecido compañero con un recital transcurrido en el estadio de Wembley, al que acudieron más de 72000 personas y que fue transmitido a 72 países. Además, sirvió como promotor de la organización Mercury Phoenix Trust para la concientización y el beneficio de la lucha contra el VIH. Con Brian May, Roger Taylor y John Deacon como principales músicos, el concierto homenaje contó con la presencia de los Gun’s and Roses, Elton John, Metallica, David Bowie, Liza Minelli, Robert Plant, George Michael y Seal, entre muchos otros artistas amigos de Freddie, que lograron darle una gran emoción y afinidad a cada canción de Queen.

Pero bandas como Queen nunca desaparecen. Su brillo, sus canciones, el poema que representa cada letra, quedan impregnadas en la retina, y en este caso el oído, de cada persona que tuvo el placer de escucharlas. Un sinfín de agrupaciones y artistas quisieron imitarlos a la perfección, pero pocos pudieron.

Dios salve a la Reina

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Ezequiel Tibaldo (Bajo y coros), Francisco Calgary (Guitarra, teclado y coros), Matías Albornoz (Batería y coros) y Pablo Padín (Voz y piano), tenían un sueño, traer nuevamente a la vida el éxtasis y el ensueño de Queen al escenario. Fue por esto que en 1998 formaron Dios Salve a la Reina, considerado por varios entes pertinentes, el mejor tributo a la banda inglesa. Iniciados en Rosario, por separado ya habían incursionado en el mundo de la música con temas propios, pero por iniciativa de Tibaldo, se reunieron para comenzar a interpretar las canciones y actuaciones de Queen. A la similitud física que presentan alguno de los integrantes con respecto a los verdaderos, los rosarinos le agregaron la perfecta musicalización, puesta en escena y movimientos necesarios para crear un verdadero reflejo de la legendaria banda. Para conseguir las distinciones que ostentan en el presente, debieron hacer su camino, primero en su ciudad natal, luego en concursos televisivos y festivales, y finalmente llegando a realizar giras por Europa y otras partes del mundo. Y como todo buen tributo, que se basa en el pasado para proyectar y mostrar su talento en el futuro, Dios Salve a la Reina regresa a Buenos Aires con motivo de rendirle homenaje a Freddie Mercury en el 25º aniversario de su fallecimiento. El 24 y 25 de noviembre, en el teatro Opera, el legado de una de las bandas más maravillosas y entrañables de la historia de la música, sonará con el respeto y el poder que sólo Dios Salve a la Reina le puede ofrecer al dios del rock, Freddie Mercury.

Por Gaston Marker, Bruno Alessandrini y Carlos Herrera